-si consigo que el señor del noveno, ese señor que inunda el barrio con sus sombreros y sus trajes de lino, no pueda ir a los toros a fumar sus puros y hablar de chicuelinas y no pueda volver de los toros ensimismado y soñando con haber sido manolete, yo seré sin duda más libre.
eso decía el joven e inexperto amante de la libertat, y se lo decía a un político subido a su audi a6, quién tras comprobar que tal medida no dañaba los intereses económicos de sus protegidos, se la concedió.
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